La doctora en comunicación, Lola Bañón, y la médica, Asunción Pérez, participaron en el acto de presentación del libro que revela las estrategias de la denominada ‘vía Nanclares’, inicio del fin de ETA
La sala cívica del Antic Mercat de Torrent acogió este miércoles, 3 de noviembre, la presentación del libro De prisiones, putas y pistolas, de Manuel Avilés, donde desvela algunas de sus experiencias durante un período en el que desempeñaba el cargo de Director en el Centro Penitenciario de Nanclares de Oca.
El evento contó con la presencia del alcalde de la ciudad Jesús Ros, quien, tras un discurso de bienvenida, agradeció al autor su presencia y dio paso a las intervenciones de Lola Bañón, periodista especializada en terrorismo de Oriente medio y el Mediterráneo, y de Asunción Pérez, médica y Defensora de las personas mayores en Valencia, quienes hicieron aportaciones y comentarios a la obra que se presentaba. También acudieron representantes del tejido asociativo, cultural y político de la provincia, como los alcaldes de Picanya, Josep Almenar, de Albal, Ramón Marí, y el de Aldaia, Guillermo Luján, además de las diputadas provinciales Pilar Molina y Empar Folgado, y la diputada en les Corts, Trini Castelló, junto al Secretario Autonómico de Seguridad y Emergencias de la Generalitat Valenciana, José María Ángel Batalla.
Por su parte, Manuel Avilés, que recordó la figura de Antonio Asunción como inspiración y motivo para escribir el libro, compartió con los asistentes las claves para comprender un período de la historia de nuestro país sobre el que “todavía quedan verdades por escribir”.
De prisiones, putas y pistolas
De prisiones, putas y pistolas es la historia de cómo dos amigos idearon un plan y lo llevaron a cabo, desde las oficinas y sin reconocimientos públicos. Es también el libro donde se cuenta el comienzo del fin de la banda armada ETA: la vía Nanclares.
En 1991 se produjo por primera vez una fisura en la dirección de la banda terrorista ETA por unas declaraciones de algunos miembros de la organización que cuestionaban la estrategia de la cúpula. Por aquel entonces, Manuel Avilés era el Director del Centro Penitenciario de Nanclares de Oca, en Álava, y su amigo Antonio Asunción ostentaba el cargo de Secretario general de Instituciones Penitenciarias, y posteriormente nombrado Ministro de Interior. Entre Antonio y el autor del libro llevaron a cabo una maniobra que terminaría con la dispersión de los presos de ETA, considerado este hecho como una estrategia de la lucha antiterrorista que consiguió implicar además a gran parte de la opinión pública.
En un apasionante relato, Manuel Avilés describe aquellos días desde la memoria personal y nos ofrece el testimonio de unos hechos que supusieron el principio del fin de ETA. La denominada «vía Nanclares», ideada por Antonio Asunción y por el propio Manuel Avilés, consiguió romper las costuras de la férrea disciplina con que la organización terrorista tenía sometidos a sus propios presos. A partir de entonces, algunos etarras condenados manifestaron que no estaban de acuerdo con la espiral de violencia emprendida por la banda armada en su objetivo de “socializar” el sufrimiento e incluir a niños en sus cada vez más indiscriminados ataques.