En un mundo que nos ahoga con multitud de ofertas de ocio y entretenimiento, y una sociedad que nos rodea cada vez más individualista, nos vemos en el deber de destacar la participación de una familia torrentina por segundo año consecutivo en el reto solidario de la Oxfam Trailwalker, una carrera en que la expresión “lo más importante es participar” cobra más sentido que nunca. Pepe Torrent, Isabel Llópez, Mireia Torrent, Quique Torrent, Xavi Llópez, Salva Llópez y toda su familia, el “Kaxos Team”, nos hacen ver que un mundo mejor es posible y con iniciativas como la que os contamos, esta familia torrentina aporta su granito de arena para cambiar el mundo.
La carrera se celebró los días 11 y 12 de junio en Madrid por el valle de Lozoya y Sierra Norte con un total de 100 km que se tenían que completar en 32 horas como máximo. El reto? Luchar contra la pobreza y la injusticia en el mundo. Porque nos hacemos una idea como los donativos de la carrera sirven de ayuda en estos proyectos, podemos decir que con 2.500 euros Oxfam Intermón puede construir un pozo y canalizaciones de agua potable en Etiopía, donde siete de cada diez personas no tienen acceso a agua potable o tienen que andar hasta seis horas para poder obtenerla y el consumo de agua contaminada provoca 6.000 muertes diarias. Con una cantidad bastante inferior, 120 euros, una familia campesina en el Perú puede construir un reservorio de agua para regar sus cultivos, mejorar su producción, y poder alimentarse. Además, entre otras acciones, con 1.500 € Oxfam Intermón impartirá formación en higiene en cuatro comunidades y con 2.000 € podrá instalar bombas para extraer agua en cinco comunidades. Conozcamos con esta entrevista las vivencias y los detalles de la participación de esta familia torrentina en la Oxfam Trailwalker.
¿Por cuánta gente estaba formado el equipo?
El equipo lo formábamos seis personas: Pepe, Isabel, Mireia, Quique, Xavi y Salva. Somos todos primos y hermanos de la misma familia. La organización sólo permite inscribir cuatro personas para andar y dos más como equipo de apoyo. Pero detrás había muchas personas más: nuestras parejas, hermanos, cuñados, padres. Todos sumaban. Este año éramos 12 personas en total.
¿Qué os movió a participar el año pasado y este para repetir?
Todo va empezar ahora hace dos años. Enrique, padre de Quique y de Mireia y tío de los otros miembros del equipo, ya participó en la edición de 2014 y nos contó su experiencia. A nosotros nos motivó y en septiembre de 2014 nos pusimos en marcha, entrenando casi cada domingo haciendo caminatas de 3-4 horas. El año pasado fue la primera vez que participamos pero no todos pudiéramos hacer los 100 km. Uno de los componentes del equipo causó baja en el km 70 y otro no pudo participar como andando por una grave enfermedad que sufrió a primeros de 2015 y que a día de hoy ya está superada. Los que no pudimos cumplir el reto teníamos una cuenta pendiente y queríamos superarlo.
Ese fue uno de los motivos por los cuales decidimos repetir. Y después de este año podemos decir que lo hemos conseguido.
¿Qué cantidad de dinero recaudasteis y qué acciones habéis llevado a cabo para recaudar esos fondos?
Para poder participar en la prueba, el equipo tiene que recoger como mínimo 1.500 €, además de la inscripción. El primer año logramos la cifra de 1.700 €. Este segundo año, aunque nos costó arrancar, finalmente superamos los 2.000 €.
Estamos muy contentos de la respuesta de la gente. Cuando explicábamos a la gente el reto y sabían que era por una causa solidaria, no tardaban nada a aportar. Este año hemos hecho un sorteo con la colaboración del Levante UD y del Valencia CF e hicimos más de 150 camisetas, con la ayuda también de las aportaciones de nuevo patrocinadores. También hemos recibido importantes donativos particulares. Pensamos que es una buena manera de hacer conocer las actividades solidarias que hacen estas organizaciones por todo el mundo y de promover la solidaridad
¿En un reto tan llevar, de seguro que debía de haber momentos de debilidad?. ¿Cuáles fueron y que pensabais en esos momentos?
En 100 km pasan muchas cosas, tanto a escala física como anímica. Es muy importante prepararnos físicamente pero también mentalmente. Han sido alrededor de 24 horas. Los momentos más duros para nosotros este año han sido después de comer, cuando más calor hacía. Eran las 5 de la tarde y estábamos alrededor de 30 grados y habíamos andado ya ocho horas. El momento más llevar fue en el km 73 cuando un miembro del equipo se tuvo que retirar por una lesión en el tendón. Lo vieron los fisioterapeutas pero no había otro remedio que abandonar porque, si no, la lesión podía ir además y traer más consecuencias.
El silencio en el grupo también nos hace saber que una cosa no va bien. El primero que piensas es que tal cerca no puedes acabar y la cabeza te pega muchas vueltas. Pero también piensas en el esfuerzo que has hecho para llegar y sobre todo porque eras parte de un equipo y que él también depende de tú. Sacas fuerzas gracias a los otros. Así conseguimos superar los momentos más delicados. Y por eso, la satisfacción de conseguirlo con tu equipo, con tu familia, es mayor.
¿Alguna anécdota que nos podáis contar?
Bien es verdad que son 24 horas muy intensas y se viven todo tipo de situaciones. Es una experiencia única para el equipo, por el que compartimos juntos y con el resto de equipos.
Después de pagarla para ser noveles el año pasado porque salimos detrás del todo y íbamos muy despacio, este año hemos salido en primera línea y al empezar arrancamos esprintando. Por unos segundos, y sólo por unos segundos, llegamos a ser líderes de la prueba.
También recordamos charlas con otros equipos otras partes de España, las bromas con el equipo de nuestro tío para ver quién acababa antes, las continuas revisiones de “chapa y pintura” que nos hizo nuestra tía Dolores en los pies para poder continuar, la atención que nos daban todos los miembros del equipo de apoyo a lo largo de la carrera. Muchas risas y alguna lágrima.
¿En cuánto de tiempo completasteis el recorrido? hubo tiempo para un poco de descanso?
Este año nuestro objetivo era bajar de 24 horas y lo conseguimos, llegamos a meta en 23 horas y 45 minutos. A lo largo de la carrera parábamos a los puntos de control donde hacíamos revisión de pies y comíamos y nos hidratábamos. Además, hicimos paradas un poco más largas para comer, merendar y cenar. En esta última parada pudiéramos dormir un par de horas, donde conseguimos fuerzas para los últimos 27 km que restaban. Los kilómetros iban pasando y nosotros necesitábamos más fuerzas pero gracias al equipo de apoyo no nos faltó nada.
¿Después de finalizar la carrera, esa misma noche, ya tranquilamente a la cama y con tantas emociones en tan poco de tiempo, qué os pasaba por la cabeza?
Nos pasaban por la cabeza todos los momentos vividos pero sobre todo la satisfacción de haberlo conseguido con el equipo y por una buena causa. Este reto lo podríamos intentar hacer de manera individual pero pensamos que la satisfacción de hacerlo con los otros, con tu familia, es mucho más grande. Es una experiencia que no olvidaremos nunca y que siempre podremos compartir. Este año ha sido también muy especial puesto que en noviembre perdimos nuestra abuela Concheta, la persona que siempre ha ido cuidando de todos nosotros. Y todos sabíamos que estos 100 km de sacrificio eran por ella. Ha sido muy emotivo.
¿Tenéis pensado repetir en próximas ediciones? ¿Qué diríais a la gente porque siguiera vuestro camino?
A la gente los decimos que es una cosa especial y que vale la pena superar un reto en equipo y además con hasta solidarios. Pero también los decimos que no se fácil, que hay que ser constante y estar preparado. Pero volvemos a repetir: vale la pena.
Para el año que viene hay una novedad. Además de las rutas que se hacen en Girona y en Madrid, donde este año han participado más de 600 equipos, en 2017 se hará también por primera vez en Euskadi y tiene muy buena peine. Nos motiva conocer otro lugar pero, como nosotros decimos, en septiembre hablamos. Ahora es momento de aprovechar el que hemos conseguido.